En los comienzos de la Orden de Predicadores los conventos fueron concebidos como casas de predicación, lugares de estudio y enseñanza. Esta fue la “intención del envío” de santo Domingo al dispersar a sus frailes: “para predicar, estudiar y fundar conventos”, como lo recuerda el Capítulo General de Trogir. En la ebullición del cambio cultural y social -de románico a gótico- la Orden supo hacerse presente, con su búsqueda y reflexión, en las nacientes universidades. Organizó el estudio en centros particulares y generales concebidos para la formación de los miembros de la Orden y abiertos también a otros estudiantes. Desde entonces la Orden cultivó la formación intelectual de los frailes y abrió un espacio de estudio y reflexión a quienes quisieran participar de él. Específicamente, este espacio adquirió la modalidad de enseñanza a niños y adolescentes en Francia (1855), con las escuelas de Lacordaire.
La misión educativa de la Orden se configuró a imagen de su fundador. Domingo como fruto de su estudio comprendió que no valía la pena estudiar en pieles muertas muestras sus hermanos morían de hambre, en razón de esto vendió sus pergaminos más preciados. La iconografía dominicana lo muestra siempre con un libro en la mano, ya de viaje o en los modos de oración. Se puede apreciar que el estudio, según Domingo, busca la profundidad de la Sabiduría en vistas a la predicación. Sabiduría que es don de Dios manifestado en Jesucristo y es útil a la salvación de las almas. Esta inspiración alentó la vida intelectual de la Orden y el Capítulo General de Providence (2001) la expresó como “Misericordia veritatis”.
Para la tradición dominicana, en el estudio existe un íntimo vínculo entre la investigación de la verdad y la búsqueda de la felicidad. Esto es, cultivar una Sabiduría que nos hace felices y ayuda a nuestros hermanos a vivir en libertad, compasión y verdad de Dios. A su vez, el carisma supo vivir, como soplo del Espíritu, con una profunda confianza, vital e intelectual, que unifica los saberes de las distintas ciencias con Dios. Nuestro hermano san Alberto Magno lo expresa de un modo inigualable: “Todo el universo es teología para el hombre”.
En este ámbito, el Maestro de la Orden Fray Bruno Cadoré retoma el modelo de Lacordaire y destaca que el desafío para nosotros hoy es “evangelizar la inteligencia”. Esto es reconocer como testigos agradecidos, conmovidos y maravillados, el actuar del Espíritu en las ciencias, en la naturaleza humana, en la literatura y el arte que se abre paso inaugurando nuevos caminos, mostrándonos en el rostro de Jesús a Dios Padre. De este modo, nuestra misión educadora adquiere dimensiones más altas y más profundas que las de alcanzar un determinado coeficiente intelectual. Educar en la escuela de Domingo es profundizar, con todos los saberes, en el vínculo con Jesús y los hombres de nuestra época.
Los tres últimos capítulos generales muestran la conjunción y la confluencia de distintas dimensiones en la predicación educativa. La específica tarea de la evangelización, con su dimensión gozosa y el camino de discipulado y misión (Bolonia, 2016). La predicación dominicana, tarea carismática, nos impulsa a realizar esta misión según el don recibido (Roma, 2010). Y finalmente, se encuentra el específico ámbito de la enseñanza, con todos los requerimientos pedagógicos que conlleva (Trogir, 2013).
Fieles a esta tradición y a la reciente invitación de nuestros hermanos reunidos en los capítulos generales queremos inspirarnos, animarnos y proponer este proyecto vicarial de predicación educativa.
MISIÓN
Ofrecer a nuestra comunidad una educación de excelencia, centrada en los valores del evangelio, en proceso constante de superación y generadora de cambios significativos en cuanto al desarrollo de la personalidad, así como formar un hombre, sano, culto, analítico, crítico, comprometido, receptivo a los cambios, preparado para enfrentar un mundo cambiante y apto para vivir en una sociedad democrática, justa y libre.
Contribuir a la formación y capacitación de los equipos humanos necesarios para el desarrollo del país. Desarrollar en los alumnos una conciencia ciudadana para la conservación, defensa y mejoramiento del ambiente, creando con ello una mejor calidad de vida.
Desarrollar una educación integral, destacando la correspondencia e interdependencia de los niveles y etapas interaccionadas, donde los aprendizajes constituyen experiencias significativas vinculadas a la realidad científica y social del país. Cooperar en la preparación de los futuros ciudadanos, a fin de que alcancen una adecuada valoración de nuestra tradición histórica, para lograr su incorporación social activa.
VISIÓN
Formar hombres y mujeres críticos, dando un servicio de calidad en todos los niveles de nuestra acción educadora, evangelizadora, para que, desde nuestra realidad, nuestro centro se caracterice por los siguientes indicadores de logros:
Centro en el que se respire la pasión educadora, evangelizadora, liberadora y accesible a todas las clases sociales en donde la familia se comprometa vivencialmente con nuestro quehacer educativo.
Ambiente escolar agradable, alegre, y de armonía y convivencia fraterna, donde hallan intercambios de opinión y diálogos constantemente, donde se trabaje en equipo y con disciplina, y con canales fluidos de comunicación.
LEMA DEL COLEGIO: VERDAD Y JUSTICIA
MISIÓN: Formar estudiantes integralmente, basados en los principios de la fe católica Dominica, con énfasis en los valores sociales, morales, cívicos y culturales, con un desarrollo socio emocional equilibrado apto para la vida comunitaria.
VISIÓN: El Colegio San Martín de Porres es una institución de excelencia educativa, con un personal capacitado, actualizado, comunicativo y comprensivo, que fomenta los principios del Evangelio católico Dominico, orientada hacia el crecimiento de la fe y la vivencia de los valores sociales, morales, cívicos, culturales y religiosos, para el logro de un estudiantado de recia personalidad consciente de su entorno, con excelente motivación hacia el aprendizaje, adaptado a las innovaciones de la ciencia y la tecnología, reflexivo, crítico y con una preparación para la vida en comunidad.